Hermandad de Jesús en el Calvario y Santa Cena. Totana

   

En la noche de Jueves Santo, la Hermandad procesiona con el paso de la Santa Cena. En ella se hacen testimonio principales valores evangélicos. Jesús, se ciñe la toalla y, de rodillas, lava los pies de sus discípulos, transmitiendo la gran lección del servicio «aquel que quiera ser el primero sea vuestro servidor». Por otra parte, se hace realidad el anuncio de la traición, «aquel al que yo le daré el pan». Asimismo, este principal momento nos recuerda la institución de la Eucaristía, a través de la que Cristo se hace presente en cada una de las celebraciones de este sacramento. En ese mismo espacio, Jesús, con palabras plenas de sentimiento, se despide de sus discípulos.

En la mañana de Viernes Santo, la Hermandad procesiona con la escena de «El Lavatorio de Pilato». Jesús es interrogado por Pilato sobre su doctrina y sus predicaciones. El gobernador romano presionado por las autoridades judías se muestra incapaz de afrontar la injusticia que intuye se esconde debajo de aquella condena. Su voluntad se convierte en indiferencia y con el gesto de lavarse las manos se exculpa del crimen que se va a cometer. Esta actitud negligente de Pilato ha quedado como ejemplo de la falta de honradez y honestidad para implicarse y defender la justicia y la verdad. Jesús disculpa, en cierto modo, a Pilato cuando en el interrogatorio al que lo somete, le dice: «quien a ti me ha entregado, tiene mayor pecado».

En la noche de Viernes Santo, en la procesión del Santo Entierro, la Hermandad procesiona con la escena de Jesús en el Calvario. En ella se nos muestra a Cristo, clavado en la cruz. Le acompañan su madre, María, el apóstol Juan y María Magdalena, que en este caso se abraza al madero, repitiéndose así el gesto de adoración que esta mujer había mostrado hacia Jesús en la casa del fariseo. Aquí la madre aparece a un lado de la cruz, llena de entereza, con las manos juntas, mirando al hijo crucificado. Al otro lado el apóstol Juan que ha recibido de Jesús el mandato de acoger a María. Este momento es el que da nombre a la Hermandad y uno de los pasos con que primeramente procesionó a finales de la década de 1920.