Hermandad de Jesús en el Calvario y Santa Cena. Totana

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Historia

 Los orígenes y primeros pasos de la Hermandad de Jesús en el Calvario y Santa Cena en Totana, aparecen a través de testimonios orales que señalan el año 1928 como el de arranque de esta Hermandad. Fue en torno al barrio denominado «El Ramblar» en donde un grupo de jóvenes comenzó un ilusionado esfuerzo por participar en los desfiles procesionales de Totana.

La primera escena pasional con la que la Hermandad comenzó su participación en la noche de Jueves Santo y en la mañana de Viernes Santo fue la referida al momento en el que Cristo es despojado de su túnica en presencia de dos soldados romanos. Esta escena era conocida con el nombre del «Cristo del Despojo» o más popularmente como el «Desnudamiento de Cristo». 

En la noche de Viernes Santo procesionaba con la imagen de Jesús en el Calvario, prestada inicialmente por el templo de Santiago. Acompañaban esta talla las imágenes de san Juan y de la Virgen María, propiedad del «Convento de los frailes capuchinos». En 1933 el esfuerzo de los hermanos permitió adquirir una talla de Cristo crucificado de «El Arte Cristiano» de Olot. Esta imagen que permaneció tapiada durante la  Guerra Civil se salvó de la destrucción, circunstancia que no ocurrió con el resto de imágenes de la escena de «El Calvario».

 

Fue después de la Guerra Civil Española (1936-39), cuando la Hermandad de Jesús en el Calvario y Santa Cena comenzó una andadura de constante superación y esfuerzo. Así, el trece de abril de 1941 se reunieron «en Junta General extraordinaria los hermanos de la Cofradía de Jesús en el Calvario, en la calle de Calatrava al objeto de reorganizar ésta y constituir la directiva». Con esta decisión comenzó una nueva andadura de esta Hermandad tras concluir las Guerra Civil, retomando una actividad que ya se venía realizando en nuestra ciudad desde 1928. Esta primera Junta Directiva estuvo presidida por don Juan Cayuela Cuenca, cuya vinculación a la Hermandad se extendió a lo largo de varias décadas. Su implicación y dedicación permitió superar las dificultades de esa nueva andadura. Con el apoyo de un grupo de cofrades se afrontó esta primera etapa llena de limitaciones y carestía, pero plena de esperanza, trabajando incesantemente por conseguir levantar aquella Hermandad que con tanto cariño se había constituido antes del conflicto civil. 

La primera cuota con la que los hermanos afrontaron el reto de iniciar esta nueva andadura fue de una peseta. Pronto vieron la necesidad de aumentar sus ingresos «con el fin de recaudar fondos para la compra de imágenes y otros objetos de culto», y para ello optaron en marzo de 1942 por «abrir una suscripción» que en abril del año siguiente se convirtió en obligatoria para los hermanos con aportación de cinco pesetas, y «voluntaria para todos los ciudadanos que lo deseen». A lo largo de los años las cuotas se fueron actualizando, teniendo derecho el hermano cofrade a recibir un cirio de cera con el que acompañar a las imágenes, así en abril de 1957 se acordaba «que la cuota para el próximo año sea de seis pesetas mensuales, incluido en dicha cuota un cirio para las procesiones». Se recurría, igualmente, a cuotas extraordinarias para realizar inversiones o cuando era necesario afrontar gastos imprevistos. De este modo, la Hermandad pudo engrandecer su patrimonio, adquiriendo para procesionar en la Semana Santa de 1944 «una imagen de san Juan y de la Dolorosa», tras haber acordado en mayo de 1943 que la cuota que había de regir «en el presente año sea la de dos pesetas por mes, en vista de la precaria situación económica de esta Hermandad, toda vez que para la Semana Santa próxima carecemos de un san Juan y una Dolorosa que son imágenes necesarias para la procesión de Viernes Santo y ver de esta forma el poder adquirirlas». De esta forma se completaba la escena del Calvario, con la que la Hermandad procesiona en la procesión del Santo Entierro, Viernes Santo en la noche. A pesar de este acuerdo no conocemos la fecha exacta de la adquisición de estas imágenes, tan sólo que en 1954 entraron en contacto con el pintor local Antonio Soriano para que diese «un presupuesto del gasto aproximado necesario» para su reparación.

En la década de 1940, la Hermandad poseía la imagen del Cristo del Despojo, que no había sido destruida en la Guerra Civil, pero necesitaba para completar la escena dos soldados romanos, a fin de configurar el momento en el que se despoja a Cristo de sus vestiduras. Para ello inició acciones de cara a conseguir «dos sayones que acompañen al Cristo en las procesiones de Jueves y Viernes Santo, resultando infructuosas las gestiones para su adquisición». Decidieron en marzo de 1943 «entrar en contacto con don Juan Antonio Yáñez Cánovas pues posee dos sayones, que aunque no son del decoro que serían de nuestro agrado, para que los prestase». De este modo consiguieron hacer de nuevo presente en la Semana Santa de Totana el antiguo paso del «Desnudamiento de Cristo», momento previo a la crucifixión. 

El deseo de consolidar y reglamentar la tarea que se reiniciaba en la década de 1940 animó a la Hermandad a dotarse de un corpus normativo con el que potenciar y organizar de un modo adecuado, y con el apoyo de la autoridad eclesiástica, esa importante tarea. Para ello encargó «al hermano Isidoro Martínez Heredia para que con personas competentes redacte un reglamento que rija la cofradía». Este reglamento fue aprobado por la Hermandad en abril de 1943 y remitido a «la autoridad competente para su autorización». Aunque no conocemos ese documento original, sí que disponemos, en cambio, del aprobado en octubre de 1952 por las autoridades civiles y religiosas de la localidad y sancionado por el obispo de la Diócesis. En él podemos destacar una serie de aspectos en los que se pone de manifiesto las obligaciones y derechos de los hermanos y que recogen el sentido de solidaridad que ha caracterizado a las cofradías en lo largo de su existencia. Para acceder a la Hermandad los interesados debían presentar «una solicitud impresa fechada y firmada», que pasaba a la Junta Directiva para que ésta admitiera o rechazara la propuesta, «justificando en el acuerdo el por qué de ello». Una vez admitidos adquirían el derecho de: «ser acompañados en su entierro con el Estandarte y Pendón, como también a que se cubriese su féretro con un paño negro de terciopelo con fleco de oro y escudo de la Hermandad»; igualmente a «estar acompañado en el entierro por el resto de hermanos, derecho que se hacía extensivo a los padres e hijos»; asimismo a «beneficiarse, tras su fallecimiento, de las misas de sufragio que se encargaban en el mes de noviembre». Entre las principales obligaciones de los hermanos destacaban: las derivadas del derecho de acompañamiento a sufragios, entierros y misas de réquiem, abonar la cuota mensual, vestir la túnica en las procesiones con el emblema de la Hermandad y «asistir a los Oficios con Comunión General el día de Jueves Santo, en la Parroquia de Santiago», en donde la Hermandad se había constituido.

La Hermandad de Jesús en el Calvario y Santa Cena en la década de 1950 inició una andadura encaminada a enriquecer su patrimonio devocional. Así, en el año 1958 realizó un significativo esfuerzo para adquirir «una carroza y dos figuras representando el Lavatorio de manos de Pilato», obra del escultor don Antonio García Mengual. Las imágenes importaron 5500 pesetas y la carroza en donde procesionó la escena, 14000 pesetas. Esta inversión obligó a reclamar de los hermanos una cuota extraordinaria de 15 pesetas, así como a llevar a cabo actuaciones encaminadas a recaudar fondos, entre esas acciones encuentra la subasta del pendón y los faroles que lo acompañan, pagando por pórtalos en 1958, los hermanos don Juan Cayuela y don Francisco Bedia, la cantidad de 200 pesetas, como también varias rifas.

En 1959 se produce a nombrar nueva Junta Directiva, continuando en la responsabilidad don Juan Cayuela Cuenca. Se iniciaron entonces gestiones para confeccionar nueva túnica a la imagen de Cristo del paso del Lavatorio de Pilatos, el encargo de un nuevo estandarte y sobre todo actuaciones para la adquisición de un paso de la Última Cena de Jesús. El 27 de mayo de 1960 se procedió a firmar contrato con el escultor don Antonio García Mengual, por un importe de 68500 pesetas, para la realización de ese excelso momento. El paso de la Santa Cena, desfiló por primera vez en las procesiones de Semana Santa del año 1961. Destaca la grandiosidad de este conjunto en el que Cristo aparece acompañado de los doce apóstoles en torno a la mesa, igualmente es de señalar la individualidad de cada uno de ellos, interesante nota de creatividad y naturalismo. El realismo de las viandas con que se adorna, la decoración y la monumentalidad de la obra han despertado la admiración de totaneros y visitantes. Posteriormente fue necesario reducir las dimensiones del trono pues ofrecía gran dificultad para entrar en la Iglesia de Santiago y para ello se realizaron diversas gestiones en Valencia para llevar a cabo esta adaptación. Igualmente, el cuidado y esmero de la Hermandad en la conservación de su patrimonio le llevó, a partir del año 2000, a restaurar las diversas imágenes que componen el paso de la Santa Cena. 

En marzo de 1969 asumió la presidencia de la Hermandad don Francisco Zamarreño Cayuela. Llevó a cabo una importante labor encaminada al engrandecimiento de la misma, con la adquisición de un solar en donde se edificó la sede actual y sobre todo con la creación de banda propia de cornetas y tambores y en el aumento en el número de hermanos.

En abril de 1975 una nueva Junta Directiva bajo la presidencia de don Salvador Andreo Rosa se hace cargo de la Hermandad. Se iniciaron entonces actuaciones encaminadas a la adquisición de instrumentos para la banda de música, dos faroles para acompañar al estandarte, el arreglo de las imágenes del Lavatorio de Pilato, la modificación en el sistema de elevación de la cruz del paso del Calvario, la compra de faldas para las carrozas de La Santa Cena y El Calvario, además de otras importantes actuaciones.

 

En junio de 1981 una nueva directiva al frente de don Romualdo Romero Martínez asumió la responsabilidad del gobierno y gestión de la Hermandad. Se llevan a cabo actuaciones para reformar la carroza del paso de Jesús en el Calvario, tarea que se le encargó al artífice de Nonduermas don Manuel Lorente Sánchez. Durante los años de esta presidencia se asumen parte de las directrices de organización de las bandas de cornetas y tambores que se promueven desde el Ilustre Cabildo Superior de Procesiones, centrada en limitar el número de componente, así como el compromiso de los mismos con su respectiva hermandad, dificultado el trasiego de músicos de unas bandas a otras. Igualmente, se actualizaron las cuotas, pasando de veinticinco pesetas mensuales a cincuenta.

En mayo de 1987 se procedió a un nuevo cambio de la Junta Directiva, asumiendo entonces la presidencia don Pedro Olivares Cánovas. Fueron aquellos años de renovación y actualización, tanto de cuotas que alcanzaron entonces la cantidad de 100 pesetas mensuales, como de intentos por volver de nuevo a procesionar con las imágenes en trono de varas, ya que en esos momentos comenzó a surgir una inquietud en los más jóvenes por recuperar la tradicional costumbre de desfilar los pasos a hombros.

En junio de 1997 asumieron la dirección y gestión un grupo de jóvenes llenos de ilusión y vitalidad, que han crecido al amparo de ella y que junto a sus padres han vivido el profundo cariño que sus mayores le tienen a la Hermandad. Esta junta directiva presidida por don Juan María Zamarreño López ha alcanzado importante logros, a la que vez ha posibilitado una mayor implicación y participación de us hermanos cofrades, como también un engrandecimiento de su patrimonio digno de destacar. Así, se procedió en 1998 a encargar a doña Concha del Moral, la restauración de las imágenes de san Juan, la Dolorosa y la Magdalena que acompañan al Crucificado en la escena de «El Calvario», también a la adaptación de la sede de la Hermandad con reformas en la misma encaminadas a una mejor conservación de sus enseres y bienes patrimoniales, sin olvidar el cuidado de la banda con la adquisición de instrumentos y túnicas. 

Pero indudablemente uno de los proyectos de mayor envergadura ha sido la realización de un nuevo trono para el paso de la Santa Cena, realizado en Córdoba por el escultor y tallista don José Carlos Rubio Valverde. Esta importante obra fue ejecutada por un importe de siete millones y medio de pesetas. El magnífico trono de la Santa Cena fue bendecido en el Templo Parroquial de Santiago en la celebración de la Eucaristía del día seis de febrero de 2000, desfilando por primera vez en las procesiones de ese año. Se trata de un trono sobrio, impregnado de elegancia que desfila de modo impresionante por las calles de nuestra ciudad. Sus numerosos ayudas procesionan sin muletas, ya que el trono descansa sobre una estructura interna que lleva incorporada. Esta forma de desfilar ha llamado poderosamente la atención por su esbeltez, sobriedad y desenvoltura. 

La hermandad de Jesús en el Calvario y Santa Cena, configura su trayectoria devocional en torno a las imágenes de sus titulares como también en relación a diferentes símbolos. En este conjunto, el grupo de La Santa Cena es una obra realizada en el año 1960 por el escultor de Espinardo don Antonio García Mengual. Fue a partir del año 2000 cuando se llevaron a cabo trabajos de restauración de las diversas imágenes que componen el monumental conjunto La restauradora doña Presenta Cánovas y el taller de restauración Albayalde fueron los responsables de llevar a cabo estos trabajos.

Por lo que se refiere al Paso del Lavatorio de Pilato se compone de la imagen de Cristo, obra de principios del siglo XX de autor desconocido, dos sayones o «chepes» realizado por el totanero don Antonio Soriano en  torno al año 1944, y las imágenes de Pilato y el sirviente que sostiene la jofaina. Estos últimos fueron realizados en el año 1958 en los talleres de don Antonio García Mengual.

El paso de Jesús en el Calvario es uno de los más antiguos que posee la Hermandad y con el que se incorporó a los desfiles procesionales de la Semana Santa de nuestra ciudad, a finales de la década de 1920. La imagen del titular procede de los talleres de «El Arte Cristiano» de Olot, adquirido a principio de la década de 1930. De la misma procedencia son las imágenes de la Magdalena, san Juan y la Madre Dolorosa, que lo acompañan, estas dos últimas  de mediados de la década de 1940. 

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